Un oso se acerca a una mujer en la parada del autobús, cuando se da cuenta del porqué, decide seguirlo

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No huyó

Marissa nunca había estado tan cerca de un oso antes, y la experiencia era simplemente surrealista. Al principio, sintió un revoloteo de miedo en su corazón, pero rápidamente se transformó en una abrumadora curiosidad. La majestuosa criatura frente a ella era mucho más fascinante que aterradora, y se encontró cautivada por su presencia.

Al principio, Marissa sintió una poderosa urgencia de darse la vuelta y correr en dirección contraria, su corazón latiendo fuerte ante la idea de lo desconocido que tenía delante. Sin embargo, algo inexplicable en su interior detuvo su huida, una sensación de curiosidad tanto desconcertante como irresistible. Para su sorpresa, el oso, lejos de mostrar cualquier agresión, parecía llamarla de una manera que sugería una necesidad urgente de seguimiento, su mirada la fijaba con una intensidad casi comunicativa.