Plan de venganza calculado

A medida que los días se convertían lentamente en semanas, yo meticulosamente planeaba mi venganza. Cada interacción con James y mi madre se convertía en un movimiento calculado en el tablero de ajedrez en que se había transformado mi vida. Documenté meticulosamente cada susurro ilícito, cada momento robado que ellos pensaban que estaba oculto de miradas curiosas. Mi corazón se había vuelto de piedra; la mujer que ellos conocían – aquella que habría perdonado, que habría llorado – había desaparecido.

La expectativa de su ruina se convirtió en una compañía agridulce, nutriendo mi determinación. Cuando tropecé con sus cartas de amor secretamente escondidas, supe que había encontrado oro. Cada línea escrita en el engaño era una línea más en mi arsenal. Mi venganza no sería solo una reacción; sería una declaración, un espectáculo que dejaría una marca indeleble en sus vidas.