Cuando Ray, de 86 años, cayó enfermo, su sobrina Macey era la única persona que podía cuidar de él. Ray no tenía otros miembros de la familia que pudieran ayudarlo. Cuando Macey se negó, estaba profundamente decepcionado y sabía que sus días en este planeta probablemente estaban contados.
A pesar de haber hecho mucho por ella, a Macey no le importaba lo suficiente ayudarlo a hacer sus últimos días más fáciles. Así que Ray decidió pasar sus últimos días preparándose para enseñarle a Macy una lección después de su muerte…