En una península remota en Rusia, los científicos han pasado décadas perforando hacia el centro de la Tierra. Cavaron a través de rocas interminables, cimentando su lugar en los libros de historia a medida que avanzaban. Fue una excavación que cambiaría el curso de lo que hoy conocemos.
Y a más de 40,000 pies de profundidad, celebraron un hito sin precedentes: el agujero más profundo de la Tierra. Pero después de la excavación, un descubrimiento los obligó a detener permanentemente sus máquinas. El motivo resultó ser aún más impresionante que el propósito del descubrimiento de la expedición.