Espacio ocupado

Un fatídico día, en un vuelo de regreso a Estados Unidos, un hombre le pidió a una funcionaria que se levantara del asiento en el que estaba sentada. Ella no entendía lo que pasaba hasta que recibió una nota en la que se le explicaba todo y que aportó cierto nivel de paz a sus ansiosos pensamientos. Al embarcar en el vuelo, Jessica se giró para tomar nota de su entorno y se dio cuenta de lo apretado que estaba el espacio y del poco espacio disponible para las piernas. Pensó para sí misma en lo largo que sería el vuelo en tal situación mientras buscaba su asiento, aún estando un poco tensa.

De alguna manera, sintió un alto nivel de incomodidad, pero no podía saber cuán profunda sería esa incomodidad. Pero, mientras se dirigía a su asiento, un hombre se puso delante de ella y no la dejó sentarse en el asiento con su número de billete. Ella no tenía ni idea, pero en el momento en que le aclaró su razón, supo que tenía que hacer algo al respecto.