Cada familia tiene su propia herencia y bienes especiales que se transmiten de generación en generación. Y para la familia de Rose, uno de esos bienes era un precioso cuadro que había colgado en la pared de su abuela durante años. Aunque este cuadro tenía un gran valor sentimental, no fue hasta que Rose investigó un poco que se dio cuenta de lo que lo hacía tan valioso.
No fue sólo lo que descubrió, sino también cómo se reveló la verdad. A partir de un simple incidente menor, Rose fue capaz de desentrañar un gran misterio que había permanecido oculto durante décadas. Cuando Rose se lo presentó a un profesional, no pudo evitar derramar algunas lágrimas: parecía que había múltiples verdades por revelar.