El 4 de mayo de 2018, en el aeropuerto internacional de Dallas-Fort Worth comenzó como cualquier otro día. Los trabajadores del aeropuerto se prepararon para un largo y ocupado día llevando a los viajeros a sus destinos. Pero por la tarde, algo inusual sucedió. Los trabajadores en una de las puertas vieron a un soldado con uniforme de combate sentado solo, con los ojos pegados al teléfono durante un rato.
Dejaron al soldado en paz al principio, ya que no estaba molestando a nadie. Pero entonces empezó a llorar abiertamente y los trabajadores sintieron que algo no estaba bien. Lo que es más, estaba a punto de perder su vuelo. Así que el personal fue a reunirse con el soldado. Fue entonces cuando escucharon a alguien gritar: «¡No le dejen subir al avión!» Tan pronto como descubrieron por qué el soldado Brooks Lindsey estaba llorando, se preguntaron qué circunstancias podrían haber llevado a los inusuales acontecimientos de ese día.