Parece que los niños siempre están haciendo algún tipo de travesura, y sus cuerpos constituyen el escenario ideal para sus atrevidas hazañas. Hemos oído hablar de niños que comen detergentes y hacen todo tipo de cosas extrañas.
Nuestro caso de hoy es algo bastante común: involucra a un niño que tenía algo atascado en el oído. Sin embargo, se destaca singularmente debido al tipo de objeto que había usado.