En la pequeña localidad francesa de Erquelinnes, un agricultor conducía su tractor por los tranquilos y verdes campos de su tierra en una mañana cualquiera. Pero de repente descubre que no puede seguir conduciendo.

Delante de él, justo en medio de sus campos, hay una gran piedra vieja que bloquea el paso de su vehículo. Sin pensarlo, saca el obstáculo de la carretera, iniciando involuntariamente una disputa de proporciones internacionales épicas.

Un gran lío

Increíblemente, esta acción aparentemente insignificante condujo al caos a escala internacional. ¿Pero cómo? Después de todo, lo que parecía ser una simple piedra anodina tenía poco o ningún valor.

¿Por qué, entonces, las autoridades de Bélgica y Francia desataron repentinamente semejante alboroto en esas tierras? ¿Y cuál fue el resultado final de esta extraña serie de acontecimientos increíbles que ves a continuación?

Especulación

En un momento dado, los implicados llegaron a especular con la necesidad de convocar una comisión de larga duración para resolver el conflicto provocado por la roca incrustada en ese terreno.

Entonces, ¿cómo exactamente una simple roca causó semejante lío? Sorprendentemente, la respuesta se encuentra en un tratado firmado hace casi 200 años y en una acción inesperada e inofensiva que casi desmantela siglos de paz.

Demasiado tranquilo

Erquelinnes, una tranquila ciudad de unos 9.500 habitantes, no parece el escenario de una disputa internacional. Situada a unos 240 kilómetros de la capital francesa, París, se encuentra en la frontera con Bélgica, en el extremo nororiental del país.

Enclavado en colinas y tierras de cultivo, parece el tipo de lugar que ofrecería un estilo de vida tranquilo y bucólico. La gente que vive allí es tranquila y suele llevar rutinas más sosegadas que la gente de las grandes ciudades.

Tiempo de guerra

De hecho, lo más dramático que ha sucedido en la historia de Erquelinnes ocurrió hace más de 200 años, durante la Primera Guerra de la Coalición. Si la historia no es lo tuyo, la pondremos en contexto.

A partir de 1792, este conflicto vio cómo varias potencias europeas unían sus fuerzas para luchar contra Francia. Dos años después, estalló una gran batalla en la frontera belga.

Batalla de Erquelinnes

Conocida hoy como la Batalla de Erquelinnes, la batalla se saldó con una victoria austriaca y holandesa, asestando un golpe a Francia. Pero durante esta terrible campaña, según los historiadores, perdieron la vida entre 3.000 y 5.400 personas.

Ahora, sin embargo, esta ciudad fronteriza con Bélgica se convertía en el centro de otro conflicto, aunque los expertos esperan que los resultados no sean tan sangrientos como el anterior.

Algunas suposiciones

Entonces, ¿cómo es que el simple hecho de mover una piedra causó tal drama? ¿Acaso el artefacto era una lápida que marcaba el lugar de descanso final de algún querido soldado fallecido?

Después de todo, perturbar un monumento de este tipo podría ser visto como un sacrilegio por algunos, y también como un acto de guerra, ya que podría ser un señalamiento por parte de cualquiera de los dos países a un posible héroe nacional.

Una reliquia

¿O la piedra en cuestión era otro tipo de reliquia histórica, venerada durante generaciones como recuerdo de algo perdido hace tiempo? Si es así, ¿podría el agricultor haber causado una ofensa al moverla de su lugar?

Ciertamente, los conflictos se han agravado con incidentes similares en el pasado, y los tribunales están llenos de reclamantes agraviados que intentan devolver los objetos al lugar que les corresponde. Nos preguntamos: ¿qué había allí?

Más impresionante

La verdad, al parecer, es tal vez más fascinante que una lápida o un artefacto desaparecido. Según un artículo publicado en el periódico francés La Voix du Nord en abril de 2021, la saga comenzó con un trío de aficionados a la historia local.

Desencadenaron una gran saga que se convertiría en una noticia mundialmente conocida. Es importante saber quiénes son, en primer lugar. Sus nombres: Jean-Paul Maieu, Jean-Pierre Chopin y Philippe Fayt.

Investigación relevante

Ese mes, los tres hombres habían empezado a sondear el terreno en torno a Bousignies-sur-Roc, un pueblo francés situado a unas siete millas de Erquelinnes. Su misión, al parecer, era hacer un balance de una serie de piedras históricas.

Estas piedras históricas se colocaron a lo largo de la frontera entre Francia y Bélgica tras la batalla de Waterloo. Pero uno de estos objetos, pronto descubrieron, no estaba en su sitio. De hecho, en 1819, el objeto fue uno de los que se utilizaron para marcar la frontera entre los territorios en disputa de Bélgica y Francia.

Un acuerdo de 1820

Al año siguiente, esta frontera se consagró por ley mediante el Tratado de Kortrijk, firmado el 28 de marzo de 1820 en lo que hoy es el Museo de Arte de Broelm en la ciudad belga de Kortrijk, estableciendo las fronteras entre Francia y Bélgica que todavía existen.

Así, cuando se desplazó una piedra varios metros en Bélgica, extendiendo técnicamente el territorio francés más allá de sus límites legales, la acción fue, como mínimo, criticada políticamente. En efecto, rompió un protocolo que ya estaba en vigor desde hacía 200 años.

Un verdadero éxito

¿Y qué pasó? Pues bien, según Aurélie Welonek, alcaldesa de Bousignies-sur-Roc, fue todo un reto cambiar la posición de la histórica piedra. Sólo su peso ya es impresionante.

En declaraciones a La Voix du Nord, dijo: “Creo que se utilizó un tractor para mover la lápida, que pesa más de 150 kilos [23,6 piedras]. Pero es una certeza, su posición ya no corresponde a los datos que tenemos”.

Lejos de ser una guerra política

Parece, por tanto, que un simple agricultor pudo ser el responsable de la alteración de la frontera entre Bélgica y Francia. Pero los informes difieren sobre sus intenciones. Sí, hay disputas.

Según algunos, quería ampliar la superficie de sus tierras, mientras que otros afirman que el mojón simplemente estaba en el camino de su tractor. Pero, ¿cuál es la verdadera versión de la historia?

Polémica de grandes proporciones

Sin embargo, sean cuales sean las intenciones del agricultor, el resultado resultó ser algo que nunca podría haber esperado. En declaraciones a la cadena de televisión francesa TF1 en mayo de 2021, el alcalde de Erquelinnes, David Lavaux, se pronunció al respecto.

“Ha dejado a Bélgica más grande y a Francia más pequeña, lo que no es una buena idea”. Según la BBC, el funcionario también señaló que incidentes como éste podrían causar terribles problemas entre los terratenientes vecinos, incluso sin que la política nacional se viera directamente afectada.

No todo fue un problema

Lavaux continuó: “Estaba contento, mi ciudad era más grande. Pero el alcalde de Bousignies-sur-Roc no estaba de acuerdo”. Sin embargo, por el momento, el incidente no se tomó demasiado en serio.

Pero todo dependía de cómo reaccionara el agricultor una vez que se le informara de su faux pas geográfico. Al parecer, las autoridades le pedirían que devolviera la piedra. Y si se negaba, las consecuencias no serían nada buenas.

¿Y si no hubiera movido la piedra?

Según Lavaux, esta negativa habría obligado a las autoridades a convocar una reunión de una comisión especial de fronteras por primera vez desde los años 30. Sin embargo, en la actualidad los expertos no tienen claro cómo se produciría exactamente.

En un correo electrónico enviado a Motherboard, el historiador Marnix Beyen intentó explicar la situación. De forma clara, especialmente para nosotros los profanos, resumió exactamente los siguientes pasos que se darían.

Conflicto fronterizo

Beyen escribió: “Que yo sepa, este tipo de “disputa fronteriza” entre Bélgica y Francia apenas se produjo entre 1820, y no sé por qué la comisión de fronteras se reunió en 1930…”.

El historiador continuó exponiendo una visión mucho más flexible del conflicto fronterizo. “Creo que si se reunieran de nuevo, tratarían el tema de forma bastante neutral y amistosa”.

Justificación pertinente

Según Beyen, el hecho de que el agricultor haya extendido el territorio belga hacia Francia, y no a la inversa, también ayudó a la situación. Escribió: “Probablemente este tipo de incidente habría causado más consternación si la frontera se hubiera trasladado al otro lado (al menos en el siglo XIX)”.

Continúa justificando su punto de vista, basado en años de estudio e investigación sobre el tema: “el temor a la anexión francesa ha sido una característica importante de la vida política y cultural belga”.

En paz

Afortunadamente, Beyen no es el único que espera una solución cordial a esta inesperada disputa. En declaraciones a La Voix du Nord, Welonek bromeó: “Deberíamos ser capaces de evitar una nueva guerra fronteriza”.

Como habrá adivinado, esta historia podría llegar fatalmente a dos extremos: el primero es un gran lío entre dos grandes gobiernos, Francia y Bélgica. El segundo es un agricultor comprensivo que devuelve la piedra al lugar.

Resultado

¿Pero renunciará el granjero a su recién adquirido territorio para mantener la paz? ¿O surgirá un incidente internacional de los comienzos más improbables? Lo más importante es que nadie lo sabe con seguridad.

El agricultor podría haber movido la piedra con su excavadora o haberla dejado allí, esperando todos los problemas que la situación podría causar. Por fama, compensación o simplemente por pereza, ¡esta piedra podría provocar el caos!